Considera
el agua: el agua limpia y refresca a todas las criaturas sin
distinción y sin juicio; el agua, libre
y sin miedo, profundiza bajo la
superficie de las cosas; el agua es fluida
y sensible; el agua sigue a la ley libremente.
Considera
al líder: el líder labora en cualquier situación
sin quejarse, con cualquier persona o
tema que se le presenta; el líder actúa de manera que todos se beneficien y
sirve bien sin cuidarse del salario;
el líder habla sencilla y honestamente e interviene para arrojar luz y crear
armonía.
De mirar el movimiento del agua, el líder aprende que, en la acción, el momento propicio lo es TODO.
Como
el agua, el líder se somete.
Porque el líder no empuja, el grupo no se resiente ni resiste.
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